LOS ANIMALES EN LA CULTURA POPULAR DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

LOS ANIMALES EN LA CULTURA POPULAR DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

En este blog, puedes encontrar algunos fragmentos de nuestra cultura popular relacionada con los animales de la Península Ibérica. Así mismo, espero tu colaboración con aportes de aquello que conozcas sobre el tema. Refranes, dichos, leyendas, mitos, poesía, canciones... serán incluidos en la reedición de mi libro Las aves ibéricas en la cultura popular.

sábado, 28 de abril de 2012

LOS ANIMALES IBÉRICOS EN LA CULTURA POPULAR/DICCIONARIO DE NOMBRES VERNÁCULOS DE LOS ANIMALES DE ANDALUCÍA

Calandria (Melanocorypha calandra)

Suele cantar en vuelo, normalmente en círculos o cernida durante varios minutos, llegando a imitar notablemente a otras especies. Si cerramos los ojos cuando una calandria está cantando, puede darnos la impresión de que estamos rodeados de varias aves de diferentes especies.


~ Nombres onomatopéyicos ~
Calandra, calandria, golloría.

~ Onomatopeyas ~

De Fresno de Río Tirón (Burgos)
Atribuyen un canto al macho y otro a la hembra.
Macho: “Pastorcito nuevo que has comido la merienduca luego, luego, luego”
Hembra: “Las miguitas del zurrón por las tardes buenas son, son, son”.

De La Nava (Palencia)
“Pastorcito, que poco pan has traido,
que largo es el día,
tira, tira, tira”

~ Cuento ~

“De cómo iba un cazador por el campo preparando sus redes y llamando a las aves con dulces cantos para coger a la calandria
Cuenta una historia que un cazador fue a cazar con sus redes, y cogió una calandria nada más, y se volvió a su casa y echó mano de un cuchillo para degollarla y comérsela. Y la calandria le dijo:
-¡Ay, amigo, qué gran error haces en matarme! ¿Y no ves que no te puedes hartar conmigo, pues soy muy poca comida para un cuerpo tan grande como el tuyo? Y por ello pienso que harías mejor en soltarme y dejarme vivir, y yo te daría tres buenos consejos con los que te podrías aprovechar, si quisieras usar bien de ellos. - Ciertamente –dijo el cazador– me agrada mucho, y si me das un consejo, yo te dejaré y te daré la libertad.
- Pues te doy el primer consejo –dijo la calandria– que no creas de nadie aquello que veas y entiendas que no puede ser. El segundo, que no te preocupes por lo que hayas perdido, si piensas que no lo puedes recobrar. El tercero, que no intentes nada que pienses que no puedes terminar. Y te doy estos tres consejos, parecidos el uno al otro, auque me pediste uno.
- Ciertamente –dijo el cazador– buenos consejos me has dado.
Y soltó a la calandria y la dejó libre. Y la calandria fue volando por la casa del cazador hasta que vio que iba a cazar con sus redes, y se fue volando directamente hacia allá por el aire, pensando si se acordaría de los consejos que le había dado y si los usaría. Y yendo el cazador por el campo armando sus redes, llamando a las aves con sus dulces cantos, dijo la calandria que iba por el aire:
- ¡Oh, mezquino, cómo te engañé!
- ¿Y quién eres tú?
- Yo soy la calandria a la que soltaste hoy por los consejos que te di.
- No me engañaste, según creo –dijo el cazador– pues me diste buenos consejos.
- Es verdad –dijo la calandria– si bien los hubieras aprendido.
- Pero –dijo el cazador a la calandria– dime en qué me engañaste.
- Yo te lo diré –dijo la calandria–. Si tú supieras la piedra preciosa que tengo en el vientre, que es tan grande como un huevo de avestruz, estoy segura de que no me habrías soltado, pues serías rico para siempre jamás si me hubieras cogido, y yo habría perdido la fuerza y la virtud que tengo para hablar, y tú adquirido mayor fuerza para conseguir lo que quisieras.
El cazador cuando la oyó, se quedó muy triste y muy preocupado, creyendo que así era como la calandria decía, e iba en pos de ella para engañarla otra vez con sus dulces cantos. Y la calandria, como estaba escarmentada, se cuidaba de él y no quería bajar del aire; y le dijo:
- ¡Oh, loco, qué mal aprendiste los consejos que te di!
- Ciertamente –dijo el cazador– bien me acuerdo de ellos.
- Puede ser –dijo la calandria– pero no los aprendiste bien; y si los aprendiste, no sabes seguirlos.
- ¿Cómo que no? –dijo el cazador.
- Tú sabes –dijo la calandria– que dije en el primer consejo que no creyeras de nadie lo que vieras y comprendieras que no podía ser.
- Es verdad –dijo el cazador.
- Pues, ¿cómo crees tú que en cuerpo tan pequeño como el mío puede caber una piedra preciosa tan grande como el huevo de avestruz? Bien debías entender que esto no es creíble. En el segundo consejo te dije que no te esforzaras por la cosa perdida, si entiendes que no la podías recuperar.
- Es verdad –dijo el cazador.
- Pues, ¿por qué tratas –dijo la calandria– de volver a cogerme otra vez en tus lazos con tus dulces cantos? ¿Y no sabes que de los escarmentados se hacen los avisados? Ciertamente bien debías entender que, puesto que una vez escapé de tus manos, me guardaría bien de ponerme en tu poder; y sería justo que me matases, como quisiste hacer la otra vez, si de ti no me guardase. Y en el tercer consejo te dije que no intentases nada que pensaras que no podías conseguir.
- Verdad es –dijo el cazador.
- Pues tú ves –dijo la calandria– que yo voy volando por donde quiero por el aire, y que tú no puedes subir hasta mí ni tienes poder para hacerlo, pues no lo tienes por naturaleza, y no debías intentar perseguirme, pues no puedes volar como yo.
- Ciertamente –dijo el cazador– no descansaré hasta que te coja por engaño o a la fuerza.
- Dices cosas soberbias –dijo la calandria– y cuídate, pues Dios hace caer desde lo alto a los soberbios.
Y el cazador, pensando en cómo podría volar para coger a la calandria, tomó sus redes y se fue hacia la ciudad. Y encontró a un engañador que estaba engañando ante mucha gente, y díjole:
- Tú, engañador, que enseñas una cosa por otra y haces creer a la gente lo que no es, ¿podrías hacer que pareciese ave y pudiese volar?
- Si podría –dijo el engañador–. Toma las plumas de las aves y pégatelas con cera, y cubre de plumas todo el cuerpo y las piernas hasta las uñas; y sube a una torre alta y salta desde la torre y ayúdate con las plumas cuanto puedas.
Y el cazador lo hizo así. Y cuando saltó de la torre creyendo volar, ni pudo ni supo, pues no era su naturaleza, y cayó al suelo, y se golpeó y murió. Y esto fue muy justo, pues no quiso creer el buen consejo que le daban; él creyó el mal consejo que no podía ser por su naturaleza.”

Bueno, si sabéis alguna cosilla sobre este ave o sobre otros animales relacionada con la cultura popular, me la podéis enviar que será muy bien recibida para la reedición de mi libro "Las aves ibéricas en la cultura popular". Así como nombres vernáculos de los animales de Andalucía. Saludos

viernes, 13 de abril de 2012

LOS ANIMALES IBÉRICOS EN LA CULTURA POPULAR/DICCIONARIO DE NOMBRES VERNÁCULOS DE LOS ANIMALES DE ANDALUCÍA

En esta entrada le llega el turno a una de las aves que, posiblemente, sea la que más cultura popular tiene a su alrededor.

CUCO COMÚN (Cuculus canorus)


Desde antiguo existía la creencia de que el cuco en invierno se transformaba en gavilán, quizás porque el primero abandona nuestra tierra para irse a pasar la invernada a África cuando aparecen los gavilanes norteños por la península huyendo del frío. Su parecido color y silueta fomentaba la creencia de esta transformación. Pero una de las cosas más curiosas que tiene el cuco es que para algunos es un ave bastante odiada, sobre todo en el norte, mientras que para otros es un ave más con un simpático canto, sobre todo en el sur.

~ Nombres vernáculos ~
Coculo, cuclillo, cuco, cuco guindero, cucu, cucui, cucullo, cuculo, cuculus, cucut, cucute, cuquello, cuquiello, cuquiellu, cuquillo, cumulillo, kuku, nopuc, papudu, pecu, peculillo, pu-put.

“Soy de la opinión del cuco,
pájaro que nunca anida,
pone el huevo en nido ajeno,
y otro pájaro lo cría.”

De Vilar de Pousada (Lugo)
“Eu xa vin estar
o cuco na rabela do arado,
cos olliños na cabeza
e o cu debaixo do rabo.”
(Trad.: “Yo ya vi estar el cuco
en la esteva del arado,
con los ojitos en la cabeza
y el culo debajo del rabo”).
Esteva: pieza curvada de madera situada en la parte posterior del arado romano, por donde el labrador lo agarra para dirigirlo.

~ Cuento ~
De Galicia
Dicen que cuando los niños descubren un nido de cualquier especie de ave, no es aconsejable hablar en alto, ya que si se entera el cuco, estará muy atento para ver dónde está. Si los niños hablan, deben de hacerlo de piedras o cantos rodados, o sea, llamar a los huevos, piedras, ya que si los llaman huevos viene el cuco y se los come, mientras que si les llaman piedras, el cuco los deja.

~ Dichos ~
En muchos lugares de la Península, se le solía preguntar al cuco cuántos años faltaban para el día de la boda. Tras la pregunta se contaban los “cucús” que emitía, y se sumaba un año por cada uno de ellos.

De Galicia
“Cuquitín de Rey,
rabiquín de escoba
¿Cantos años faltan
para a miña boda?”

De Pontevedra
“Cuco, Farruco,
¿cando me casarei?”

De Palacios de Compludo (León)
“Cuco rubillo,
rabo de avillo,
flor de escoba
¿Cuántos años me faltan
pal día de mi boda?”

Bueno,pues aquí os dejo un poquitín de cultura popular en torn a este ave y también unos cuantos vernáculos. A ver si os animáis y me enviáis alguna cosita, o bien para la reedición de mi libro "Las aves ibéricas en la cultura popular" de Tundra Ediciones, o para el atlas de nombres vernáculos de los animales de Andalucía. Lo podéis enviar a mi correo ajpestana@hotmail.com

domingo, 1 de abril de 2012

ETIMOLOGÍA DE LOS NOMBRES VERNÁCULOS DE ALGUNAS AVES INSECTÍVORAS COMUNES DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

La riqueza de los nombres vernáculos, aquellos con los que las gentes del campo bautizaron a la mayor parte de nuestras plantas y animales, poco a poco va cayendo en desuso y seguidamente en el olvido. El abandono de las tierras de labor buscando un lugar en las industrializadas ciudades, provocó que no se transmitiesen todos estos nombres de generación en generación y como todos sabemos, lo que no se usa ni se apunta, acaba por perderse. Nuestro cerebro nos dirá que jamás ocurrió. Ahora, quizás por la crisis, hay una nueva vuelta al campo, a trabajar la tierra, pero el paréntesis que hubo de no transmisión del saber de los ancianos agricultores y ganaderos, ha pasado factura y éstos nuevos usuarios campestres empiezan prácticamente de nuevo. Por tanto, en muy poco tiempo se acabará por perder la mayor parte del vocabulario usado por los antiguos habitantes de campiñas, bosques, marismas y montañas, aunque los nuevos moradores de la tierra acabarán por inventar uno nuevo.
En esta recopilación os muestro el significado de algunos de estos nombres vernáculos de las aves insectívoras comunes de la provincia de Córdoba.

Carbonero común (Parus major)


Nombres vernáculos onomatopéyicos:
Cagachín, Caganchín, Cagachinas, Chichipán, bisibisi, renche: todos ellos son simplemente onomatopéyicos sin ningún significado.
Aguaquí: además de imitar el canto del ave, cuentan que cuando canta atrae el agua y llueve a los pocos días.
Chochoví: como los anteriores también imita el canto del ave. En la localidad de Carcabuey le llaman así. Comentan que canta contento este "chochoví" cuando se encuentra con alguna aceitunera que se apartó un poco para orinar y le ha visto el "chocho". Cuando una aceitunera se desmarca para orinar, si se oye al carbonero, se convierte en el blanco de las burlas del resto de la cuadrilla que le dicen que el carbonero le ha visto sus partes íntimas y va todo contento anunciándolo a los cuatro vientos "chochoví, chochoví, chochoví,…".
Nombres Vernáculos:
Curita, Curica, Curilla: le llaman así por el capirote negro.
Pajarito del agua: le atribuyen la cualidad de poder adivinar cuando va a llover y cantando lo anuncia sin parar. Los aceituneros, que siempre están pendientes de las condiciones meteorológicas, y que el agua en época de recogida de aceitunas no les beneficia, cuando le oyen, dicen despectivamente: "ya está ese anunciando agua".
Cerrojito, Cerrojillo: recibe estos vernáculos por lo parecido de uno de sus reclamos "pi-pí, pi-pí, pi-pí,…" con el abrir y cerrar de un cerrojo.
Mosquetero: en algunas zonas le llaman así porque dicen que tiene una cruz negra grabada sobre el pecho amarillo, como si de un mosquetero se tratara.

Herrerillo común (Parus caeruleus)


Nombres vernáculos onomatopéyicos: (muy similares a los de su primo el carobonero común)
Cagachín chico, Cagachín, cagachí, Chichipán, bisibisi: todos ellos son simplemente onomatopéyicos sin ningún significado.
Aguaquí chico: además de imitar el canto del ave, cuentan que cuando canta atrae el agua y llueve a los pocos días.
Nombres vernáculos:
Herrero, Herreruelo, Calderero: dicen que el canto de este ave se asemeja al ruido que produce el martillo del herrero al golpear con el yunque. "tin, tin, tokión, tin, tin, tokión,..."

Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)


Nombres vernáculos:
Legañoso, Ojito de perdiz, Ojitos malos, Ratilla de ojos malos: todos ellos hacen referencia al color rojo intenso del anillo ocular de la curruca.
Ratilla estepera: el vernáculo de ratilla se debe a su costumbre de andar entre las ramillas de los matorrales, entre ellos las estepas, bastante escondida.
Gorreta, Cabecinegro, Cabecita negra, Gorreta chica: todos ellos hacen referencia al plumaje negro de la cabeza, como si llevase una gorra (el macho).
Caldereta, Caldereto: En la subbética hay muchas aves de pequeño tamaño que reciben este nombre sin un origen conocido, o al menos aún no lo he averiguado.

Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)
Nombres vernáculos (macho):


Cabecilla negra, Cabecinegro, Cabecica negra, Cabecita negra, Gorreta negra: reciben todos estos nombres que hacen referencia al capirote de color negro.
Curita, Curilla, Paecurilla: el capirote negro asemeja el bonete de un cura.

Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)
Nombres vernáculos (hembra):


Cabecica rubia, Cabecita rubia, Cabecilla rubia, Cabecirrubio, Cabecilla pana, Gorreta parda: reciben todos estos nombres que hacen referencia al capirote de color pardorrojizo.
Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)
Nombres vernáculos (macho y hembra):
Boinita, Cabecita: por el capirote que poseen, los machos negro y las hembras pardorrojizo.
Comehigos: son unas asiduas visitantes a las higueras, sobre todo a finales de agosto y primeros de septiembre, cuando llegan ejemplares del norte, donde dan cuenta de higos y de los insectos que también acuden a la miel de estas frutas.
Mosqueta: se le suele ver con frecuencia en zonas donde hay fruta madura, casi podrida y en zonas donde se dejan pudrir las hojas desechadas de las lechugas, tras las moscas y mosquitas que entre ellas abundan.
Ratilla: como otras currucas, reciben este nombre por dejarse ver entre las ramas de las zarzas, como si de un pequeño roedor se tratara.
Nombres vernáculos:
Tifa de los higos: el nombre de "tifa" se lo suelen dar a las aves pequeñas que son nerviosas, como a esta curruca y como a las tres lavanderas. A finales de agosto empiezan a aparecer estas aves por la provincia dejándose ver con frecuencia y buen número en las higueras, dando cuenta de tan dulces frutos y los insectos que acuden al azúcar.
Tifa de las uvas, Pajarita de las uvas: como en el caso anterior, recibe estos nombres por su costumbre de merodear entre las parras cargadas de uvas maduras en el mes de septiembre, coincidiendo con el paso.

Mosquitero (Phylloscopus sp.)


Nombres vernáculos:
Mosquilla, Mosquera, Mosquero, Mosquirichi, Mosquita, Mosquito, Mosquerillo, Pajarillo mosca: aunque a primera vista se podría pensar que le llaman así como una variación de su nombre común "mosquitero", en realidad es por su dieta, no paran de buscar insectos entre las ramas de árboles, arbustos y matorrales.
Verdoncillo: por el color de su plumaje.
Tontito: su caracter confiado, revoloteando a su aire tras los pequeños insectos cerca incluso de los humanos, le ha servido para que algunos le llamen así.
Almendrilla: por su pequeño tamaño y por que se le suele ver en invierno persiguiendo su alimento entre las ramas y flores de los almendros.
Bellotico: como en el caso anterior, no es raro verlo entre las ramas, en este caso de las encinas, tras los pequeños insectos que por allí viven.
Parajillo del agua: cuando los mosquiteros aparecen, musicales en el paso migratorio otoñal y comunes para pasar el invierno, es señal de la llegada, antes o después, de las primeras lluvias tras el duro verano cordobés. Algo que no pasó desapercibido.
Chichimiqui: así llaman en la provincia a los pájaros de pequeño tamaño, de modo despectivo generalmente.
Gorgorita: sin datos, aunque puede ser por el canto.

Petirrojo (Erithacus rubecula)


Nombres onomatopéyico vernáculos:
Pirchín, Pirchén, Pechín, Piche, Pichi, Pincho: estos nombres en principio parecen onomatopéyicos, incluso podrían ser en parte, aunque todos son una derivación de la palabra pecho, característica más destacable de este pájaro.
Bisibisi: onomatopéyico.
Nombres vernáculos:
Comunista, Pechuguita, Chalequillo, Chalequete, Barbita, Pechito rubio, Pechitorrubio, Pichorrubio, Pichirrubio: todos estos vernáculos hacen referencia al color anaranjado del pecho del petirrojo.
Bonita: Sin duda es un ave que bien se puede merecer este adjetivo.
Arguiñano: de reciente aparición ya que en los programas de cocina de este señor, siempre aparece un petirrojo como mascota al que llaman en euskera "txantxangorri".

Tarabilla común (Saxicola torquata)


Nombres vernáculos:
Cagaestacas, Cagastaco, Cagarrache: por la costumbre que tiene de posarse sobre cualquier estaca donde irremediablemente suele dejar algún regalo.
Aperaorcillo, Aperaor: en ocasiones se suele posar en los mangos de cualquier herramienta, arados, vallados y todo tipo de aperos de labranza. Y el aperaor (aperador) es el que cuida de los aperos.
Tronchastiles: vernáculo jocoso. Tiene la costumbre de posarse en los mangos de las azadas que quedan en el campo y se mofan del ave diciendo que es probable que los doble. Pesa sólo unos pocos gramos.
Gitanilla: por el colorido de su plumaje, que le da un aire festivo, como los trajes de gitana.

Hasta aquí, un pequeño repaso por algunos de los nombres vernáculos de las aves insectívoras cordobesas. Espero que os haya gustado y que si os viene algún nombre a la cabeza, de aves o de otro animal de Andalucía, me lo enviéis a mi correo ajpestana@hotmail.com, para la elaboración del diccionario de nombres vernáculos. Así mismo, si recordáis alguna cosita de cultura popular, dichos, leyendas, refranes, canciones… con los animales como protagonistas, también serán bienvenidas.

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