LOS ANIMALES EN LA CULTURA POPULAR DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

LOS ANIMALES EN LA CULTURA POPULAR DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

En este blog, puedes encontrar algunos fragmentos de nuestra cultura popular relacionada con los animales de la Península Ibérica. Así mismo, espero tu colaboración con aportes de aquello que conozcas sobre el tema. Refranes, dichos, leyendas, mitos, poesía, canciones... serán incluidos en la reedición de mi libro Las aves ibéricas en la cultura popular.

martes, 18 de febrero de 2014

LOS ANIMALES IBÉRICOS EN LA CULTURA POPULAR. LA BELLA MATADORA.

La bella matadora.
Gineta (Genetta genetta)

Sin duda uno de los mamíferos más bellos que pueblan nuestra Península Ibérica. Aunque a decir verdad todos son espectacularmente preciosos. No niego que alguno pueda provocar repulsa, aunque esto es debido a fobias que se heredan de generanción en generación sin mucho sentido.

La gineta o jineta, se puede escribir de las dos maneras, es un vivérrido que se cree que fue introducido por los árabes sobre el 711.


Y digo se cree porque hay indicios de que los romanos ya tuviesen ginetas domesticadas. Vinieron acompañando a modo de "gatos domésticos" para el control de roedores y animales de compañía y acabaron escapando y asilvestrándose para unirse al conjunto de mamíferos ibéricos.

En la cutura popular, y eso que llevan muchos años entre nosotros y gozan de un pelaje muy llamativo, no suelen estar muy presentes. Como cosa curiosa, decir que hay un municipio español de la provincia de Albacete llamado La Gineta. El origen del nombre es por dos teorías, y como no, una de ellas parece ser debida a que los habitantes eran unos expertos cazadores de este animal. Sea como sea, en el escudo de la ciudad aparece la imagen de una gineta.





Además de esta curiosidad tan sólo he encontrado nombres vernáculos de los que enumero alguno:
Gato algar, gato bravo, gatina, martineta, siveta, garduño, chinela...

La Gineta
La noche crece. Poco a poco se entumecen las abandonadas hojas de los olmos y la escarcha se anida en cada pliegue. Entre los vanos de un viejo álamo, la dama moteada estira sus músculos mientras se prepara para la caza. Pasea sus delicadas patas sobre el suave limo donde apenas deja huella. La bella matadora parece mecerse a cada paso. El sigilo hecho arte escudriña cada palmo, cada hueco del bosque mediterráneo en busca de algún descuidado ratón.





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