LOS ANIMALES EN LA CULTURA POPULAR DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

LOS ANIMALES EN LA CULTURA POPULAR DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

En este blog, puedes encontrar algunos fragmentos de nuestra cultura popular relacionada con los animales de la Península Ibérica. Así mismo, espero tu colaboración con aportes de aquello que conozcas sobre el tema. Refranes, dichos, leyendas, mitos, poesía, canciones... serán incluidos en la reedición de mi libro Las aves ibéricas en la cultura popular.

domingo, 22 de mayo de 2016

PERDIZ ROJA, LA REINA DE LA ESTEPA

Es curiosa, la habilidad que tiene esta ave de perderse entre la vegetación, por poco que alce, en menos que canta un gallo. Quizá es por eso a lo que debe su nombre: "perdiz" o "pájaro perdiz" que viene de perderse, pájaro que se pierde.


A pesar de que buena parte de sus colores son vivos, con rojos marcados en pico, patas y anillo ocular, se las averigua para desaparecer. Se agacha y su plumaje pardo se alía con ella para hacerla desaparecer.
Otra de sus cualidades que no han pasado desapercibidas para la gente del medio rural, es su capacidad de correr, de "apeonar", y de ahí que vienen dichos como el de "correr más que un perdigón". Con ese nombre se conoce a sus pollos.


Los machos, rompen el silencio de las mañanas y las tardes con su característico canto. En la cultura popular, hicieron algunas onomatopeyas con su canto, diciendo que cuando cantan las perdices dicen:

"Cuarenta tajás, cuarenta tajás, cuarenta tajás..."

O bien, cuando el pájaro preso en su jaula y cómplice de su amo, atrae a sus congéneres salvajes entre las estacas de olivos hacia la trampa mortal:

"Por esta estacá, por esta estacá, por esta estacá..."


La cultura popular ha sido abundante ante este pájaro, pues desde siempre ha sido muy codiciado, siendo protagonistas de poesías, canciones, leyendas, historias... pero yo me quedo con un cuento, "La Perdiz de las Ánimas".  Y dice así:


      Existe un cuento muy antiguo de un cazador muy devoto de las ánimas del purgatorio pero de muy desgraciada puntería, el cual, yendo de caza, acertó a encontrar a tiro dos perdices juntas paradas. A tan agradable vista, dijo echándose a la cara la escopeta:

- Ánimas benditas, si mato a las dos, una será para vosotras.

Esto dicho, disparó; mató una, y viendo a la otra escapar incólume, exclamó: 

- ¡Vaya un paso que lleva la perdiz de las ánimas!” 

      Este cuento se cuenta sustituyendo la perdiz por el conejo, que es su versión original, titulándose “el conejo de las ánimas”, lo que ocurre es que en algunos lugares se ha cambiado el mamífero por el ave.



“Morena, si te pillara

donde cantan las perdices...

¡A ver si allí me negabas

     la palabra que me diste!”

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