Os dejo un cuento que escribí hace un par de años y que va de animales de la fauna ibérica. Un cuento infantil. Un homenaje al siempre menospreciado gorrión. A ver si os gusta.
EL GUARDIÁN DEL CAMPO
Cuando llegó la primavera, como cada año,
todos los animales se reunieron en el claro del bosque. Había un pacto entre
ellos, durante la reunión, debían respetarse. Así, entre todos, solucionarían
los problemas que hasta ese día habían podido ocurrir.
Poco a poco, y desde bien temprano, iban apareciendo
toda clase de animales. Los primeros en hacer acto de presencia fueron los
conejos, seguidos de los topillos, tortugas, zorros, águilas, tejones, búhos…
así hasta que antes del medio día todos estaban presentes.
Aquel invierno había sido muy lluvioso y el
agua había formado grandes torrentes. Se había llevado la tierra y los pobres
árboles habían quedado con las raíces al aire.
–Bien
–pronunció
la voz ahuecada del búho –Como
otros años seré yo quien empiece a preguntar qué problemas creéis que debemos
solucionar en esta reunión.
Todos empezaron a hablar a la vez y claro,
nadie se enteraba de nada. Así que el búho, que era un pájaro sabio, propuso
que hablaran uno a uno y, por votación, eligieran cual era el problema más
importante a tratar.
Después de un buen rato, durante el que
todos los animales habían dado su opinión, llegaron a la conclusión de que la
lluvia que se llevaba la tierra era su mayor preocupación.
–Tendremos
que decirle al agua, que cuando pase por los bosques y campos de labor, lo haga
con más cuidado –Propuso una ardilla.
–¡Siiii!
–exclamaron algunos.
–No
te hará caso, ella no tiene la culpa –Le respondió una trucha desde el río
cercano. Yo la conozco y es muy buena, pero son las nubes quienes la lanzan en
forma de lluvia. Entonces, algunas veces
hace daño.
–Pues
habrá que decirles a las nubes que tengan cuidado –propusieron las hormigas –Este
año se nos ha inundado el hormiguero varias veces.
–Eso,
eso –les aplaudió un tejón –A mí también se me ha inundado la madriguera este
año.
Con un golpe de cola, la nutria dijo que
quería hablar. –Yo, también conozco al agua como las truchas, y tienen razón,
son las nubes quienes lanzan con fuerza el agua. He de deciros que las nubes no
os van a hacer caso, ya que toda su vida han estado cogiendo agua del mar y
soltándola en la tierra. Es su forma de vivir y no lo pueden evitar. Yo creo
que lo que debemos hacer es nombrar a un vigilante del campo, como un guardián,
que esté pendiente de las nubes y nos avise a todos cuando se acerquen para
poder estar prevenidos.
A todos los animales les pareció una gran
idea. Entonces, el señor búho propuso que se presentaran voluntarios aquellos
que quisieran ser el guardián del campo y entre todos elegirían a uno.
El primero en presentarse fue el zorro, argumentando
que era muy listo y ágil, y que podría estar pendiente de las nubes en todo
momento. Pero entonces, los conejos, los topos y los ratones dijeron que no
estaban de acuerdo.
–Tú
serás muy ágil –exclamó el topo –pero cuando buscas comida, escarbas en el
suelo y eso hace que se nos inunde más nuestra casa.
A continuación, la culebra dijo: –Yo sería un buen guardián, pues puedo
trepar por los taludes y los árboles y estar pendiente de las nubes.
–Creo
que te equivocas –le contestó el lagarto –Tú, como nosotros, eres un reptil, y
en invierno duermes los días que hace frío. Entonces, quién avisará al resto
cuando estés dormida.
–Bien
pensado –dijo el búho.
Siguieron
presentándose más y más animales y ninguno se dio cuenta de que las nubes se
acercaban de nuevo cargadas de agua.
–Creo
que yo, la golondrina, puedo ser una buena candidata.
–¡No
lo creemos! –Protestaron los zorzales –Las aves migratorias no podemos ocupar
la plaza, pues vosotras no estáis aquí en invierno y nosotros, no estamos en
verano. Tiene que ser alguien que viva aquí todo el año. Que visite los
bosques, las tierras de labor, los parques y jardines, las campiñas, las
montañas y las riberas de los ríos.
Entonces, apareció en el claro del bosque un
pequeño gorrión: –¡Atención todos los animales!, mientras estabais aquí
reunidos yo me quedé fuera del bosque por si aparecían las nubes, y se están
acercando. Id a vuestras casas y tapad la puerta para que no se vuelvan a
inundar.
Todos los animales allí reunidos sonrieron y
miraron al pequeño gorrión. Sin habérselo pedido y sin exigir nada a cambio,
había estado pendiente de las nubes. Mientras el resto de animales había estado
discutiendo, él había estado velando por ellos. Entonces, el búho, pájaro sabio
donde los haya, sentenció:
–Creo
que no hay ninguna duda, el animal que debe de ser el guardián del campo es el
gorrión, pues de sobra ha demostrado que es ave inteligente y ha estado
pendiente de las nubes para que nosotros no sufriéramos ningún peligro.
Y así fue como el gorrión fue nombrado guardián
de nuestros campos. Por eso, allá donde vayamos, siempre encontraremos a esta
simpática avecilla, dispuesta a avisar a sus compañeros, si viene algún
peligro.
Con tu sabio cuento le rindes un pequeño homenaje a nuestro popular gorrioncillo que por todas partes se mueve sin que, en la mayoría de las ocasiones, nos percatemos de su presencia.
ResponderEliminarUn saludo de 'Ojolince y Sra.'
Muchas gracias Juan!!
ResponderEliminarel buho me he quedado de piedra!!!me encanta
ResponderEliminarsaludos y si quieres ver mi blog marcosg66.blogspot.com
Hola Marcos, me dice que no existe el blog. No se
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