La riqueza de los nombres vernáculos, aquellos con los que las gentes del campo bautizaron a la mayor parte de nuestras plantas y animales, poco a poco va cayendo en desuso y seguidamente en el olvido. El abandono de las tierras de labor buscando un lugar en las industrializadas ciudades, provocó que no se transmitiesen todos estos nombres de generación en generación y como todos sabemos, lo que no se usa ni se apunta, acaba por perderse. Nuestro cerebro nos dirá que jamás ocurrió. Ahora, quizás por la crisis, hay una nueva vuelta al campo, a trabajar la tierra, pero el paréntesis que hubo de no transmisión del saber de los ancianos agricultores y ganaderos, ha pasado factura y éstos nuevos usuarios campestres empiezan prácticamente de nuevo. Por tanto, en muy poco tiempo se acabará por perder la mayor parte del vocabulario usado por los antiguos habitantes de campiñas, bosques, marismas y montañas, aunque los nuevos moradores de la tierra acabarán por inventar uno nuevo.
En esta recopilación os muestro el significado de algunos de estos nombres vernáculos de las aves insectívoras comunes de la provincia de Córdoba.
Carbonero común (Parus major)
Nombres vernáculos onomatopéyicos:
Cagachín, Caganchín, Cagachinas, Chichipán, bisibisi, renche: todos ellos son simplemente onomatopéyicos sin ningún significado.
Aguaquí: además de imitar el canto del ave, cuentan que cuando canta atrae el agua y llueve a los pocos días.
Chochoví: como los anteriores también imita el canto del ave. En la localidad de Carcabuey le llaman así. Comentan que canta contento este "chochoví" cuando se encuentra con alguna aceitunera que se apartó un poco para orinar y le ha visto el "chocho". Cuando una aceitunera se desmarca para orinar, si se oye al carbonero, se convierte en el blanco de las burlas del resto de la cuadrilla que le dicen que el carbonero le ha visto sus partes íntimas y va todo contento anunciándolo a los cuatro vientos "chochoví, chochoví, chochoví,…".
Nombres Vernáculos:
Curita, Curica, Curilla: le llaman así por el capirote negro.
Pajarito del agua: le atribuyen la cualidad de poder adivinar cuando va a llover y cantando lo anuncia sin parar. Los aceituneros, que siempre están pendientes de las condiciones meteorológicas, y que el agua en época de recogida de aceitunas no les beneficia, cuando le oyen, dicen despectivamente: "ya está ese anunciando agua".
Cerrojito, Cerrojillo: recibe estos vernáculos por lo parecido de uno de sus reclamos "pi-pí, pi-pí, pi-pí,…" con el abrir y cerrar de un cerrojo.
Mosquetero: en algunas zonas le llaman así porque dicen que tiene una cruz negra grabada sobre el pecho amarillo, como si de un mosquetero se tratara.
Herrerillo común (Parus caeruleus)
Nombres vernáculos onomatopéyicos: (muy similares a los de su primo el carobonero común)
Cagachín chico, Cagachín, cagachí, Chichipán, bisibisi: todos ellos son simplemente onomatopéyicos sin ningún significado.
Aguaquí chico: además de imitar el canto del ave, cuentan que cuando canta atrae el agua y llueve a los pocos días.
Nombres vernáculos:
Herrero, Herreruelo, Calderero: dicen que el canto de este ave se asemeja al ruido que produce el martillo del herrero al golpear con el yunque. "tin, tin, tokión, tin, tin, tokión,..."
Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)
Nombres vernáculos:
Legañoso, Ojito de perdiz, Ojitos malos, Ratilla de ojos malos: todos ellos hacen referencia al color rojo intenso del anillo ocular de la curruca.
Ratilla estepera: el vernáculo de ratilla se debe a su costumbre de andar entre las ramillas de los matorrales, entre ellos las estepas, bastante escondida.
Gorreta, Cabecinegro, Cabecita negra, Gorreta chica: todos ellos hacen referencia al plumaje negro de la cabeza, como si llevase una gorra (el macho).
Caldereta, Caldereto: En la subbética hay muchas aves de pequeño tamaño que reciben este nombre sin un origen conocido, o al menos aún no lo he averiguado.
Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)
Nombres vernáculos (macho):
Cabecilla negra, Cabecinegro, Cabecica negra, Cabecita negra, Gorreta negra: reciben todos estos nombres que hacen referencia al capirote de color negro.
Curita, Curilla, Paecurilla: el capirote negro asemeja el bonete de un cura.
Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)
Nombres vernáculos (hembra):
Cabecica rubia, Cabecita rubia, Cabecilla rubia, Cabecirrubio, Cabecilla pana, Gorreta parda: reciben todos estos nombres que hacen referencia al capirote de color pardorrojizo.
Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)
Nombres vernáculos (macho y hembra):
Boinita, Cabecita: por el capirote que poseen, los machos negro y las hembras pardorrojizo.
Comehigos: son unas asiduas visitantes a las higueras, sobre todo a finales de agosto y primeros de septiembre, cuando llegan ejemplares del norte, donde dan cuenta de higos y de los insectos que también acuden a la miel de estas frutas.
Mosqueta: se le suele ver con frecuencia en zonas donde hay fruta madura, casi podrida y en zonas donde se dejan pudrir las hojas desechadas de las lechugas, tras las moscas y mosquitas que entre ellas abundan.
Ratilla: como otras currucas, reciben este nombre por dejarse ver entre las ramas de las zarzas, como si de un pequeño roedor se tratara.
Nombres vernáculos:
Tifa de los higos: el nombre de "tifa" se lo suelen dar a las aves pequeñas que son nerviosas, como a esta curruca y como a las tres lavanderas. A finales de agosto empiezan a aparecer estas aves por la provincia dejándose ver con frecuencia y buen número en las higueras, dando cuenta de tan dulces frutos y los insectos que acuden al azúcar.
Tifa de las uvas, Pajarita de las uvas: como en el caso anterior, recibe estos nombres por su costumbre de merodear entre las parras cargadas de uvas maduras en el mes de septiembre, coincidiendo con el paso.
Mosquitero (Phylloscopus sp.)
Nombres vernáculos:
Mosquilla, Mosquera, Mosquero, Mosquirichi, Mosquita, Mosquito, Mosquerillo, Pajarillo mosca: aunque a primera vista se podría pensar que le llaman así como una variación de su nombre común "mosquitero", en realidad es por su dieta, no paran de buscar insectos entre las ramas de árboles, arbustos y matorrales.
Verdoncillo: por el color de su plumaje.
Tontito: su caracter confiado, revoloteando a su aire tras los pequeños insectos cerca incluso de los humanos, le ha servido para que algunos le llamen así.
Almendrilla: por su pequeño tamaño y por que se le suele ver en invierno persiguiendo su alimento entre las ramas y flores de los almendros.
Bellotico: como en el caso anterior, no es raro verlo entre las ramas, en este caso de las encinas, tras los pequeños insectos que por allí viven.
Parajillo del agua: cuando los mosquiteros aparecen, musicales en el paso migratorio otoñal y comunes para pasar el invierno, es señal de la llegada, antes o después, de las primeras lluvias tras el duro verano cordobés. Algo que no pasó desapercibido.
Chichimiqui: así llaman en la provincia a los pájaros de pequeño tamaño, de modo despectivo generalmente.
Gorgorita: sin datos, aunque puede ser por el canto.
Petirrojo (Erithacus rubecula)
Nombres onomatopéyico vernáculos:
Pirchín, Pirchén, Pechín, Piche, Pichi, Pincho: estos nombres en principio parecen onomatopéyicos, incluso podrían ser en parte, aunque todos son una derivación de la palabra pecho, característica más destacable de este pájaro.
Bisibisi: onomatopéyico.
Nombres vernáculos:
Comunista, Pechuguita, Chalequillo, Chalequete, Barbita, Pechito rubio, Pechitorrubio, Pichorrubio, Pichirrubio: todos estos vernáculos hacen referencia al color anaranjado del pecho del petirrojo.
Bonita: Sin duda es un ave que bien se puede merecer este adjetivo.
Arguiñano: de reciente aparición ya que en los programas de cocina de este señor, siempre aparece un petirrojo como mascota al que llaman en euskera "txantxangorri".
Tarabilla común (Saxicola torquata)
Nombres vernáculos:
Cagaestacas, Cagastaco, Cagarrache: por la costumbre que tiene de posarse sobre cualquier estaca donde irremediablemente suele dejar algún regalo.
Aperaorcillo, Aperaor: en ocasiones se suele posar en los mangos de cualquier herramienta, arados, vallados y todo tipo de aperos de labranza. Y el aperaor (aperador) es el que cuida de los aperos.
Tronchastiles: vernáculo jocoso. Tiene la costumbre de posarse en los mangos de las azadas que quedan en el campo y se mofan del ave diciendo que es probable que los doble. Pesa sólo unos pocos gramos.
Gitanilla: por el colorido de su plumaje, que le da un aire festivo, como los trajes de gitana.
Hasta aquí, un pequeño repaso por algunos de los nombres vernáculos de las aves insectívoras cordobesas. Espero que os haya gustado y que si os viene algún nombre a la cabeza, de aves o de otro animal de Andalucía, me lo enviéis a mi correo ajpestana@hotmail.com, para la elaboración del diccionario de nombres vernáculos. Así mismo, si recordáis alguna cosita de cultura popular, dichos, leyendas, refranes, canciones… con los animales como protagonistas, también serán bienvenidas.
LOS ANIMALES EN LA CULTURA POPULAR DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
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En este blog, puedes encontrar algunos fragmentos de nuestra cultura popular relacionada con los animales de la Península Ibérica. Así mismo, espero tu colaboración con aportes de aquello que conozcas sobre el tema. Refranes, dichos, leyendas, mitos, poesía, canciones... serán incluidos en la reedición de mi libro Las aves ibéricas en la cultura popular.
En este blog, puedes encontrar algunos fragmentos de nuestra cultura popular relacionada con los animales de la Península Ibérica. Así mismo, espero tu colaboración con aportes de aquello que conozcas sobre el tema. Refranes, dichos, leyendas, mitos, poesía, canciones... serán incluidos en la reedición de mi libro Las aves ibéricas en la cultura popular.
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Una entrada muy entretenida e interesante. Efectivamente, es una pena que con el "progreso", se vayan perdiendo estos nombres tan bonitos y curiosos de muchas aves, así como los hechos o costumbres que se les atribuye. Por aquí, por el sur de Badajoz, también se nombran algunos como en Córdoba, así como algunas de las costumbres o hechos que se les atribuye.
ResponderEliminarHerrerillo común, también se le atribuye el que cuando canta, es que viene la lluvia enseguida. Aquí se le llama Herrerito. Y una de los dichos que se usan por aquí es que " Es o eres más caliente que un herrerito", ; os podéis imaginar por qué.
Saludos