En la Península Ibérica, la astucia de los animales nocturnos bien sería representada por el zorro. Listo, cauto, osado, travieso...
En el medio rural, piensan que es tan inteligente, que con sólo nombrarlo es capaz de ser atraido. Por lo tanto, evitan decir la palabra zorro y lo llaman de maneras muy diferentes y muy curiosas:
Mariquito, gandano, María García, raboso, raposo, vulpeja, rapiega, xan, amigo, bicho, perico... y a los de pelaje oscuro como el de la foto, se les llama carboneros.
El oscuro manto de este joven zorro lo hace mas aliado de la noche si cabe. Jugando con las sombras, con el claroscuro de las ultimas horas de la tarde, pasea furtivo iluminado por la luna.
Se piensa que son tan listos, que cuando se siente atrapado, es capaz de hacerse el muerto incluso conteniendo la respiración. Cuando el humano se aleja de su lado y se ve con posibilidades de escape, recupera "milagrosamente" la vida y se va como alma que lleva el diablo.
Se cree que nunca caza en los corrales que están junto a su madriguera. Con esto consiguen que nadie sospeche que vive en la zona.
Este joven zorro de pelo negro, de largas patas oscuras y de mirada penetrante, se alía cada jornada con la noche que le cubre con su capa para acompañarle en sus correrías. De costumbres casi fijas, cada atardecer asoma su afilado hocico por el hueco de la covacha que lo acoge para saludar a su amiga la luna, que le guiará de un lado a otro a través de los olivos y campos de cereal de la campiña cordobesa. Pasada levemente la media noche, se acerca al cortijo para atrapar los grillos que son atraidos por las farolas de la era. Un ir y venir de carreras cortas y rápidas persecuciones para atrapar un alimento que le proporciona buena energía. Después, una visita a la higuera próxima a "recolectar" los higos maduros que cayeron durante el día. Y así, la noche avanza y con ella su experiencia con la vida, aprendiendo a leer los aromas que le trae el aire que ha paseado por sierras, lomas, arroyos y barbechos, hablándole de sustento, de ricos manjares, de futuros compañeros, de amores...y de quien ha de esconderse y evitar para poder pasar los genes de tan precioso pelaje. Suerte cachorro!!
En algunos lugares, se evitaba nombrar el rabo del zorro, llamándole jopo, pues se pensaba que toda la maldad del animal se concentraba en esta parte del cuerpo. También era símbolo de mala suerte cruzarse con uno de ellos por la carretera.
En el rico refranero español, no podía dejar al zorro sin un lugar preferente, como así lo demuestran algunos de estos ejemplos:
- La zorra suele predicarle a las gallinas:
hermanas mias.
- La zorra se conoce por la cola.- Lluvia y sol, bautizo de zorro.
- La zorra cambia de pelo pero no de genio.
- Más sabe el zorro por viejo que por zorro.
- Cuando la zorra predica, no estan seguros los pollos.
Fantástico reportaje sobre este amante de las noches. Tan vinculado al mundo rural.
ResponderEliminarInteligente como él solo, no obstante en algún momento ha tenido un poco de debilidad intelectual, recordemos la historia del Alcaraván y el Zorro del libro "Las aves ibéricas en la cultura popular".
Jajajaja
jajajajaa buen libro ese jajaja Un abrasoteeeee
EliminarBonita historia y bonitas fotos amigo Antonio. El pelaje oscuro a que se debe. ¿Es algo natural? porque hasta ahora no había visto ninguno de esa guisa.
ResponderEliminarUn abrazo
hay algunos ejemplares así de oscuros, poco frecuentes. Se les conocen con el nombre de carboneros. Un abrazoooooo
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